lunes, 23 de noviembre de 2009

365 ago.

Querida tú. Acabo de llegar de intentar encontrarte por casualidad, y mi destino de nuevo me ha fallado. Con tanto nuevo propósito incumplible para el nuevo año no puedo impedir pensar en escribirte algo, aunque mi mente no esté para muchos trotes últimamente.

Mentiría si dijese que desde aquel día no me ha cambiado la vida. Hemos pasado tantas cosas juntos en tan poco tiempo, que cada vez que miro atrás y mi jodida memoria me da un azote de recuerdos me parece todo increíble. He cambiado yo, has cambiado tú y hemos cambiado nuestro mundo, una y otra vez.

Pero aún así no puedo evitar seguir sintiéndome extraño al verme reflejado en tus ojos. Seguimos no siendo otra cosa que dos enemigos dispuestos a hacernos la vida imposible, y empieza el año, y se acaban mis fuerzas. Hemos llegado a un punto en que la gente no se cree nuestras historias, mis amigos piensan que no existes, y mi torpeza ha huido para no seguir haciendo el ridículo. Nos hemos besado, nos hemos revolcado entre los sueños de quién no debiéramos despertar y nos hemos alejado de la realidad, la última vez hace tan sólo unas horas. Pero yo sangro, lloro, me lamento… y tú no, tus labios simplemente me siguen dando de vez en cuando esos besos salados que acompañas de tu infernal sonrisa, que me hace subir tan alto que después la caída hasta los fuegos es terrorífica.

Algún día cruzaré esa puerta y no volveré a ser el mismo, y lo siento de verdad, pero días como hoy, que soy yo el que intentaba darte una sorpresa y tú quien no te has dejado, sólo te puedo decir una cosa: tú, quien yo quisiera como mi fantasía, púdrete.

jueves, 16 de julio de 2009

Como si de un ser inerte golpeándose contra un muro se tratase, insistia e insistia pese a que le habían dado por obvio, no en una si no en dos ocasiones, que aquel nunca sería su camino.

Pensar en el destino no era suficiente, asi que mientras nadie a su alrededor se percatase, él insistia, sin darse cuenta, en derribarSE a base de cabezazos.

Sin darse cuenta, la distancia era mínima entre el auto-engaño y la fé... Pero era mejor estar de su bando.

martes, 27 de enero de 2009

Casualidad o no se había topado con aquel frasco. Ya no recordaba su olor, su pelo, ni sus labios… Pero al descubrir aquel pequeño diablo algo le atravesó la espalda de arriba abajo. Aquel aroma había estado repitiéndose durante un año entero y ahora solo existía en el fondo de su cabeza. Era frambuesa, era ella.

Nunca más recorrería su espalda, las horas enredando sus manos entre su melena no se iban a dar, había dicho adiós a sus labios… Y en definitiva, a todo lo que consistía en el placer de ver, tocar, sentir por todos los sentidos y tan cerca como fuese posible. Pero era precisamente aquello en lo que no había caído lo que mas echaba de menos.

Nadie le había vuelto a abrazar de aquella forma... ni con aquel olor.

miércoles, 14 de enero de 2009

No sabía si el camino del alivio era el camino facilista o solo un sentimiento más. No había alcanzado la cura, pero si aquella sensación reconfortante que le hacía pensar que todo lo que sucedía le afectaba mucho menos.

Quizás había fracasado en el intento de amar, de dar, de compartir... Y todo aquello se había convertido en lamento. Pero ya no. Nadie mejor que él mismo para darse cuenta de lo que era. En todo este tiempo se había endurecido. No sabía si como una roca o como una simple piedra de arena que al rozar el suelo se hacía añicos, pero algo cambiaba. Él era el resultado de si mismo.


"No te amargues con tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar. "
Tu eres el resultado de ti mismo. Pablo Neruda.

martes, 6 de enero de 2009

Odio. Le habían dicho que antes de que todo se esfumara debía pasar por cuatro fases: Odio, despecho, olvido y gratitud.

No sabía del todo si esto era cierto, pero no comprendía como después de tanto tiempo ni siquiera había conseguido superar la primera. Al contrario, pensaba él, ese sentimiento iba en aumento. Ella había decidido seguir el camino de la mentira silenciosa… y el hecho de silenciarlo era lo que mas le dolía.

“Y pensar que todo lo que he hecho saber es lo que olvidas antes de callarte”.

Lo mejor sería extirpar su recuerdo de la cabeza y empezar de nuevo, resurgir de golpe…